Tlacotalpan y sus fiestas de la Candelaria, tradición de cultura, muerte y fe.

Mi blog es de cocina pero siento la necesidad de compartir mi opinión al respecto por la importancia que tiene para mí el cuidado y protección animal. Les platicaré lo acontecido en Tlacotalpan, Veracruz, el pueblo de mi familia materna, donde tantas vacaciones pasé con mis abuelos, donde corrí, reí y fui muy feliz. 

Mi mamá es de un pueblo hermoso llamado Tlacotalpan, que se localiza en el estado de Veracruz. Este pueblo es considerado patrimonio cultural de la humanidad. Sus calles tienen adoquín, sus casas son coloridas de una planta con corredores al frente y techo de teja. El pueblo está delimitado por el río Papaloapan y la mayoría de la gente se dedica a la pesca, incluyendo a mi abuelo. De niña crecí viendo como mi abuelo pescaba y cocinaban los camarones, jaibas, pescados, entre otros mariscos para consumo en la casa y venta como una forma de subsistencia.

Un tío abuelo era carnicero y me tocó escuchar en las madrugadas los llantos de desesperación de los cerdos; mi abuelo dice que cuando yo tenía 4 años le sugerí que mejor mataran a los cerdos con una pistola para que su agonía no fuera lenta. Vi como mi abuela mataba los patos, pavos y gallinas que ella criaba para el consumo de la casa. Desde niña vi de dónde provenía la comida sin embargo nunca me agradó ver a un animal morir.

Del 31 de enero al 2 de febrero, Tlacotalpan es famoso por sus fiestas para celebrar a la Virgen de la Candelaria. El 31 de enero hay una cabalgata en el pueblo con mujeres, hombres y niños vistiendo el traje hermoso típico de Veracruz, van de jarochos saludando al pueblo.

El día 1 de febrero se acostumbra a traer al pueblo 6 toros cebú que se encuentran del otro lado del río, la diversión consiste en que los toros persigan a la gente.

El 2 de febrero, sale una procesión de la catedral del pueblo con la figura de la Virgen de la Candelaria, es hermosa. La Virgen llega al muelle y la suben a una embarcación grande. La pasean en el río y la acompañan muchas lanchas. Le agradecen a la Virgen y le piden que este año sea próspero para todos, especialmente los pescadores le piden que el río continúe dando frutos y puedan seguir manteniendo a sus familias con su trabajo.

Me gustaría profundizar en que consiste la tradición de los toros, una tradición que me llevaban mis papás de niña. Detestaba subirme a la lancha y estar cerca del toro, gritaba de miedo, me daba pavor pensar que el toro nos atacaría, me dolía ver a la gente maltratándolo. Pude dejar de ir a esas fiestas desde los 15 años de edad, porque les decía a mis papás que no podía faltar a clases, para mí fue un alivio dejar de ir.

A los toros los traen del otro lado del río, me acabo de enterar que antes de trasladarlos los obligan a beber aguardiente. El traslado consiste en amarrar al toro a una lancha, dejando que solo asome parte de la cara, especialmente su nariz para evitar que se ahogue y llevarlo al muelle del pueblo. Ahí lo espera una multitud de personas que quieren que el toro llegue furioso y bravo, que amenace a las personas y los persiga; esa es la diversión que esperan los pueblerinos y visitantes. Sin embargo muchas veces el toro llega ahogado, algún valiente se atreve a reanimarlo y el toro despierta. Otros toros llegan cansados, embriagados, confundidos, asustados, no saben qué hacer, hay mucha gente a su alrededor gritándoles, jalándoles las orejas, cuernos o cola, les dan golpes para embravecerlo, les avientan botellas o latas de cervezas, hasta que logran que los toros se defiendan y empiecen a correr por el pueblo. Honestamente no recuerdo cuántas horas son las que los toros andan sueltos, pueden ser 2 o 4 horas, lo desconozco. La gente sigue hostigándolos, los arañan, los montan, los lastiman. Algunos mueren por agotamiento o por las heridas recibidas; y los que sobreviven son llevados al rastro municipal para morir y servir de comida.

En Veracruz está vigente la Ley Estatal De Protección Animal, el maltrato animal está tipificado como delito que se paga con cárcel y multa. Desde noviembre de 2016 las autoridades informaron que no se permitirían llevar a cabo el embalse de los toros. Sin embargo el 1° de febrero muchas personas del pueblo se unieron y le exigieron al Alcalde que sacara a los toros, dado que el turismo había disminuido. Entraron a la fuerza al palacio municipal y sacaron al alcalde del ayuntamiento, la gente estaba violenta. Sin embargo, a pesar de las negativas, la gente consiguió dos toros y sin importar que estuviera prohibido, siguieron con su tradición.
El pueblo se volvió una cantina comunal, hay música, diversión, adrenalina. Consiguieron lo que querían.

Hay 60 personas detenidas. Solo espero que se haga justicia por los animales y no sea impune. La gente de Tlacotalpan es amable y alegre, me da tristeza que se den a conocer por una tradición sangrienta. Espero que hagan consciencia y comprendan que los toros también sienten, sufren. Espero que en su imaginación repliquen esa tradición, pero en lugar de toros imaginen niños, estoy segura que les parecerá cruel. Una tradición religiosa no debería traducirse a tortura y sufrimiento de seres vivos.

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