Día de muertos desde Pátzcuaro, Michoacán

¡De regreso a la realidad! Estoy feliz y algo cansada por el viaje exprés que tuvimos a Pátzcuaro y Tzintzuntzan el fin de semana, para vivir de cerca la celebración del día de muertos o día de ánimas, como a ellos les gusta llamarle.

El viaje por carretera estuvo muy bonito, la zona es boscosa, bajamos las ventanas, el aire era templado con un delicioso aroma a pino; espectacular.
Un viaje con aroma a pino.
Llegamos a nuestro hotel, uno que se encontraba a la orilla del lago de Pátzcuaro, hicimos check in y nuestra sorpresa fue que nos dieron una habitación inferior a la que habíamos pagado. La verdad se nos hizo indiferente y no hicimos comentario alguno, nos instalamos y decidimos salir a conocer Pátzcuaro.

Lo primero que debes hacer al llegar a Michoacán es comer carnitas de cerdo estilo Michoacán. Preguntamos a los habitantes cuáles eran las mejores carnitas del lugar y nos recomendaron uno llamado Las Plazas. Llegamos hambrientos y nos topamos con una fila como de 30 a 40 personas esperando comprar carnitas; eso sólo podía ser una señal de que valía la pena esperar. Tardamos como 30 minutos haciendo fila, vendían carnitas por kilos o en tacos, decidimos pedir tacos porque queríamos comer muchas cosas del pueblo y debíamos dejar un espacio en el estómago.

Tacos de carnitas
Después nos dirigimos a uno de los parques del pueblo y vimos a una señora que vendía atole de grano. Realmente no es un atole, es como un caldo de anís, tiene un color verde y tiene granos de maíz. Pedimos uno para probarlo pero no nos gustó; el caldo y los granos sabían ricos por separado, sin embargo la combinación no fue de nuestro agrado.

Seguimos por nuestro tour gastronómico-cultural y nos topamos con un carrito que vende las famosas nieves de pasta. Pruébenlas, son deliciosas, están hechas de almendras y miel de maíz, tiene una consistencia cremosa con un ligero sabor a dulce de leche, sin ser empalagosas.

Recorrimos varios mercaditos de artesanías que se colocaron en los parques y calles del pueblo. Vendían Catrinas hechas de papel, me encantan las calaveras y en especial las Catrinas, por desidiosa no me compré ninguna y ahora vivo arrepentida. Había artesanías en mimbre, madera, barro, etcétera.

Artesanías en Pátzcuaro


Catrinas de papel en Pátzcuaro


Artesanías de barro en Pátzcuaro
Decoración en una fuente de Pátzcuaro


Entrada a una escuela en Pátzcuaro
Después de recorrer Pátzcuaro regresamos a Tzintzuntzan a nuestro hotel, y nos llevamos la desagradable sorpresa de que el hotel le dio a otras personas nuestra habitación y se atrevieron a sacar nuestras maletas del cuarto. Obviamente nos enojamos porque nosotros llegamos temprano, hicimos check in, nos instalamos, nos dieron una habitación inferior y aun así se atrevieron a sacarnos. Lo peor de todo es que la habitación estaba pagada desde hace 3 meses y hablamos una semana antes para confirmar que todo estuviera en orden, porque sabemos que es temporada alta para el pueblo.  El hotel, que por cierto se llama Lago Sol, decidió movernos a otro hotel, realmente no nos dejó ninguna alternativa, y nos ofreció el hospedaje gratis por esa noche en otro hotel y una noche adicional; así como el reembolso de lo pagado. Fue un momento muy desagradable y molesto, especialmente porque se atrevieron husmear en nuestras maletas para regresar las cosas que habíamos sacado y acomodado en la habitación, y no fueron capaces de marcarnos teniendo nuestros datos. En fin, al nuevo hotel al que nos movieron estaba más austero y la habitación mucho más sencilla, pero el personal fue muy amable.

Decidimos que este incidente no afectara nuestro viaje y salimos a recorrer Tzintzuntzan. Al atardecer, como 5:30 pm empezó una procesión de personas vestidas con ropa típica, cargaban ofrenda con marcos de flores de cempasúchil, fotografías de los difuntos, música con banda y caminaron por la calle principal del pueblo hacia la iglesia. Esa procesión trae las ofrendas para las personas del pueblo que murieron del 1 de noviembre de 2013 al 31 de octubre de 2014. Después se trasladaron al panteón y con música de banda tocando en vivo, colocaban la ofrenda con fruta y cosas que el difunto disfrutaba, arreglaban la tumba con flores y veladoras.


Tengo que reconocer que al ver la procesión me invadió una tristeza muy grande, tal vez porque no estuve en el funeral de mi abuelo ni de mi tía, y creo que fue mi oportunidad de sentir el duelo de un sepelio que no pude vivir con ellos.

Recorrimos el panteón, los arreglos son espectaculares, las personas en la medida de sus posibilidades decoran las tumbas de sus seres queridos y pasan toda la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre esperando que regrese al alma de los pequeños o niños, mientras que la noche del 1 al 2 de noviembre, esperan la llegada de los que murieron siendo adultos. Logramos platicar con lugareños que estaban en el panteón, nos comentaron que sienten nostalgia al recordar los momentos que pasaron con sus difuntos, pero albergan la esperanza de que en esa fecha regresen aunque sea solo un día a pasar un momento juntos.

Panteón de Tzintzuntzan


Panteón de Tzintzuntzan


Panteón de Tzintzuntzan
El altar tiene muchos simbolismos, la flor de cempasúchil representa la vida, mientras que la flor morada a la que le decimos moco de pavo, simboliza la muerte. Las veladoras se prenden para iluminar el camino del alma que viene a la tierra y también para que se ilumine en su regreso. Le hacen un camino con pétalos de cempasúchil para que sepa llegar a este mundo terrenal. En algunas tumbas colocan incienso. Debo decir que el ambiente del panteón no es una fiesta, sino se siente una atmósfera de solemnidad, respeto por las personas que esperan a sus difuntos y el aroma es a flores e incienso.

Panteón de Tzintzuntzan
Ofrenda en panteón de Tzintzuntzan
Noté que muchos turistas no se daban cuenta de la importancia de  este evento, no es una fiesta, tampoco es un sepelio, pero merece respeto y admiración a las familias que conservan nuestras tradiciones acestrales y creen en esta fecha. Creo que por respeto o educación se debe pedir autorización para invadir un poco su espacio con sus difuntos.

Ya adentrada la noche, nos fuimos a Janitzio, hicimos un recorrido en lancha como de 30 o 40 minutos. Janitzio es una isla que parece un cerro, tiene su propio cementerio, y en la cima se encuentra una estatua gigante de Morelos, que dentro de ella es un museo con pinturas alusivas a la independencia de México. En el panteón de Janitzio pocas personas decoraron las tumbas, de hecho es muy difícil caminar por ahí, no hay veredas y en algunas secciones es inevitable pisar las tumbas, por lo que muchas personas se molestaban por la presencia de los turistas. 
Estatua de Morelos


Niños participando en Janitzio


Mujer esperando a sus difuntos en Janitzio
Al otro día debíamos regresar, así que muy temprano nos fuimos a desayunar unas corundas, son unos tamalitos triangulares bañados en una salsa de tomate picante y crema, los vendían rellenas de mole, lomo y rajas; son deliciosas tanto que compramos unas para llevar. 

Visitamos el ex convento de Tzintzuntzan, tiene un jardín muy grande y árboles enormes como lo pueden ver en las fotos.

Ex convento

Más tarde nos fuimos a la zona arqueológica de Tzintzuntzan, es muy pequeña y realmente no había mucho que ver. Dentro de ella se encuentra un museo, ahí me sorprendí por la figuras en cerámica realizaban los purépechas, todas son obras de arte.
Zona arqueológica
De regreso teníamos que pasar por un pueblo llamado Quiroga que se encuentra a unos 15 minutos de Tzintzuntzan. Quiroga en su entrada dice ser la capital de las carnitas y artesanías, por lo que no nos podíamos ir sin comer nuevamente carnitas. Los lugareños nos indicaron que fuéramos a un parque donde hay muchos puestos vendiendo carnitas en la calle, tenían una sección con mesas como si fuera un food court. Mientras comíamos, en el parque una personas presentaban la Danza de los Viejitos, es una danza folclórica de Michoacán. 




Espero hayan disfrutado las fotos, espero haber podido transmitirles mi experiencia en el viaje y lo orgullosa y enamorada que estoy de las tradiciones de mi país. 





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